Con la implantación del Estado de Alarma se decretó el cierre y la prohibición de acceso a los recintos deportivos. ¿Considera que los eventos deportivos son el último o uno de los últimos sectores donde se deberían levantar las medidas restrictivas?
“Los deportes, así como los cines o los teatros, son actividades que reúnen a muchos espectadores en un espacio muy limitado, por lo que tienen un riesgo potencial. Es evidente que llegaremos a su desconfinamiento, cuando el grado de transmisión de esta enfermedad sea muy bajo y no haya prácticamente riesgo, pero creo que para ello aún faltan algunas semanas.
Hace pocos días, un club de Primera División, la Real Sociedad, anunció su voluntad de volver a permitir a los futbolistas de su primer equipo entrenar en las instalaciones de su ciudad deportiva de Zubieta. El CSD les advirtió que aún no podían hacerlo. ¿Qué diferencia hay, a día de hoy con sitios como Alemania, donde algunos clubes ya han podido acudir a sus respectivos centros para entrenar de forma pautada y en pequeños grupos?
Esto tiene mucho que ver con la cantidad de contagios que hay en la población. Alemania tiene unas frecuencias de contagios y enfermos un poco más bajas que en España, y sobre todo ha hecho una gran cantidad de pruebas y tests. Por eso, han dimensionado la enfermedad mucho mejor que en España: aquí tenemos bien dimensionada la gente que viene a los hospitales, pero no el número de personas que no tienen la enfermedad en un grado importante. Es prudente que en España aún no se levanten las medidas para los deportistas en general porque pueden ser focos de contagio potenciales.
Aún resulta difícil aventurarse con predicciones sobre el regreso a la normalidad total. Pero desde el punto de vista médico, ¿cómo debería gestionarse el retorno a los recintos deportivos?
Harán falta distintas etapas. Desde la perspectiva científica, si yo tuviera que abrir hoy un estadio de fútbol, debería tener en cuenta que estamos hablando de un deporte en un gran espacio al aire libre donde hay mucho contacto físico: gente pateando un balón, abrazos y otros contactos. Los futbolistas ya tienen un cierto riesgo.
Tengo la impresión que los espectáculos deportivos no podrán llenarse antes del verano
Luego, hay ciertos espacios comunes, como los vestuarios, donde se reúnen volúmenes importantes de personas que tal vez no puedan mantener las distancias de seguridad. Esto tal vez sería superable, porque estamos hablando de personas jóvenes a los que la enfermedad casi seguro que les afectaría de forma leve. Lo que veo más difícil de gestionar es el público. ¿Cómo lo gestionamos? Hacerlo de forma escalonada en el Camp Nou requeriría prácticamente todo un día.
También habría que dejar asientos libres entre persona y persona, y vigilar que nadie se mueva de su sitio. Tal vez sería factible abrir el estadio con todas las consecuencias que pueda tener a medio plazo cuando el riesgo de transmisión de la enfermedad sea muy bajo o casi inexistente. Es una enfermedad que se alargará en el tiempo, ahora bajará mucho pero que en unos meses la volveremos a tener. No podremos vivir toda la vida como estamos ahora. Llegará un momento en el que tendremos que ponderar los riesgos de volver a hacer vida normal mientras convivimos con los riesgos de la enfermedad. Tengo la impresión que los espectáculos no podrán llenarse antes del verano.
¿Es más partidario de ir permitiendo el retorno del público a los recintos de forma progresiva o bien de esperar a que el riesgo sea mínimo o nulo para que estos recintos puedan volver a llenarse?
De entrada, optaría primero por el hecho de que la gente pueda hacer vida normal sin los estadios o actos con grandes afluencias de público. Tiene que ser muy gradual y progresivo. Cuando recuperemos la vida normal, veremos cuál es el grado de afectación de la enfermedad en ese momento. Entonces, podremos abrir espacios de pequeño formato, como bares y restaurantes, rebajando su aforo habitual. Y una vez esto funcione y podamos demostrar que es eficiente para que la enfermedad no reaparezca, yo optaría por reabrir los grandes recintos deportivos de golpe. Porque en ese momento ya estaríamos en un esquema en el que la capacidad de transmisión de la enfermedad sería baja o nula. La posibilidad de ir abriendo recintos añadiendo cada semana 10.000 personas más me parece algo muy difícil de gestionar. Todos los aficionados querrían ir. Además, tal vez no sería rentable organizar eventos en los que se vendan sólo una cuarta parte de las entradas.
Si ahora llenásemos un estadio de fútbol, podría ocurrir que hubiera 5.000 nuevos casos en un día
En términos epidemiológicos, ¿qué ratio de contagios se establece para determinar que una pandemia como esta está bajo control?
A partir de un uno a uno. Si una persona solo contagia a otra, prácticamente desaparece la posibilidad que el número de contagios crezca de forma geométrica. Ya es prácticamente el que tenemos ahora, pero es relativo porque estamos confinados. No sabemos qué ocurrirá cuando no estemos confinados. Si quitamos el confinamiento laboral, la reducción de la movilidad será del 70%, es decir, que solo liberaremos un 10%, porque el resto de población continuará confinado. Si con este levantamiento del confinamiento laboral mantenemos este ratio dentro de dos semanas, será algo muy positivo y ya podremos levantar otras cuestiones del confinamiento. Si en algún momento levantamos alguna medida de confinamiento y crece el ratio de uno a uno, es que algo no va bien. Si ahora llenásemos un estadio de fútbol, podría ocurrir que hubiera 5.000 nuevos casos en un día , y eso para el sistema sanitario sería insostenible.
¿Qué ratio o número de contagios tendría que darse para poder volver a abrir un gran recinto deportivo como, por ejemplo, el Camp Nou?
Si se mantiene el ratio de uno a uno, levantando las restricciones del resto de actividades, estaremos en disposición de poder volver a abrir estos recintos. Pero hay que hacerlo progresivamente, de forma muy gradual. Pero hay que tener en cuenta que hacen falta dos o tres semanas para ver los resultados de cada medida. No es algo inmediato. Que esta semana haya más contagios no tiene nada que ver con el hecho que se haya levantado el confinamiento laboral. El ratio de uno a uno es muy bueno para terminar con una epidemia, pero se debe mantener, para llegar a volver a abrir los estadios. Estas últimas dos semanas, el 80% de los desplazamientos no se han hecho, y cuando se han hecho, han sido con extremas precauciones. No quiero imaginarme un estadio deportivo lleno de 80.000 personas con mascarilla. El deporte tiene un gran componente lúdico, si no se puede disfrutar de este componente, quizás es mejor no hacerlo.
Ocurrirá con la mayoría de ámbitos que reúnan una gran cantidad de personas, pero ¿cree que la gente volverá a los centros deportivos con cierto miedo?
Seguro. No solo con la vuelta a los estadios. Este último mes, la gente va a comprar con colas separadas por un metro y medio de distancia y entramos en los supermercados de forma gradual. Si se rompe esto y entramos de golpe en los supermercados, desconfiaremos de la persona que está al lado y tenga tos. Ya empezamos a asimilar como normal que la gente vaya por la calle con mascarilla y guarde cierta distancia. Habrá movimientos y actitudes que en cierto punto podrían rozar la xenofobia. Habrá que ir con cuidado con las actitudes discriminatorias entre ciudadanos.
Desde un punto de vista científico, no sería muy complicado poner en marcha un gimnasio
¿Qué recomendaciones higiénicas daría para los centros deportivos, desde los estadios más grandes hasta los gimnasios más pequeños?
Si ahora se abrieran los centros deportivos, las recomendaciones serían las mismas que se toman en cualquier otro establecimiento abierto. Evitar las aglomeraciones de personas, respetar un aforo limitado, en vez de 40 personas, unas 15. Guardar distancias en las cintas o lavarse constantemente las manos. Con estas medidas, poco a poco iremos recuperando la vida lo más normal posible. Son unas recomendaciones que ya hemos aprendido por cómo se están aplicando en establecimientos alimentarios y en farmacias. Hacer deporte no tiene más riesgo que ir a comprar al supermercado, siempre y cuando se tomen las mismas medidas.
En formatos reducidos como un gimnasio, aunque sea grande, se puede trabajar con una estrategia similar a la de un gimnasio de barrio. Limitando el acceso, que la gente que esté dentro esté sola, que hagan el esfuerzo y luego se vayan, que en los vestuarios hayan unas medidas adecuadas de control. Desde un punto de vista científico, no sería muy complicado poner en marcha un gimnasio.
¿Sería factible permitir que regresen antes aquellos deportes o prácticas que requieren de menos contacto?
Todos los deportes que no tengan contacto y que sean individuales, se podrían empezar a practicar mañana sin público. No tiene sentido que no haya carreras de coches o de motos. Podrían celebrarse, aunque seguramente no es rentable hacerlas sin público. Pero este es un problema distinto. Un piloto de coche no está en contacto con nadie y podría seguir un control de distanciamiento exactamente igual que cuando yo voy a trabajar cada día. No hay prácticamente ninguna diferencia. O el tenis: dos jugadores alejados, un juez en el medio y otras personas en los fondos de la pista recogiendo las pelotas. Con este deporte tampoco habría ningún problema. Tampoco habría problema con celebrar deportes acuáticos. Solo tendrían que llevar un gran control en el acceso a los vestuarios. Otra cosa es que estas actividades deportivas están pensadas para que haya público. Si no hay público, son un concepto distinto. La actividad deportiva se puede llevar a cabo seguro. ¿Los Juegos Olímpicos de Tokio podrían celebrarse? Sí. El único inconveniente es que no podía ir público a verlos. Desde el punto de vista científico, hacer deporte no es ningún problema. Hay países de Europa que permiten salir a hacer deporte una hora al día. Y no tienen más problemas de los que tenemos nosotros. Es cierto que permiten el deporte de forma controlada. La gente sale a correr o en bicicleta”.
Las consecuencias de la quiebra económica serán más graves desde el punto de vista sanitario que el propio Covid-19
¿Afectará el confinamiento a la salud de los ciudadanos?
La salud de muchos niños y adolescentes tal vez se resienta mucho, especialmente la psicológica. Nunca antes, personas entre los 0 y los 20 años han estado en casa, encerrados entre cuatro paredes, confinados sin salir ni un solo día. Muchos adultos salen prácticamente cada día, ni que sea un minuto para tirar la basura, pero los niños y adolescentes no. Las consecuencias psicológicas que puede haber en este volumen tan importante de población a medio y largo plazo no se han analizado ni puesto sobre la mesa. En algún momento habrá que hacerlo.
Por otro lado, cada vez hay más personas que pensamos que las consecuencias de la quiebra económica serán más graves desde el punto de vista sanitario que el propio COVID-19. En todo el mundo habrá muchas más enfermedades condicionadas por la crisis económica que las consecuencias directas del COVID-19. Los problemas por el virus estarán agrupados en alrededor de dos meses, mientras que las otras estarán repartidas en un periodo más grande, y será más difícil de relacionar. Pero seguro que habrá muchas consecuencias negativas para la salud de la población relacionadas con la crisis económica”.
No entiendo como podemos ir al supermercado y no podemos salir a correr
¿No sería recomendable dejar salir a la gente a hacer deporte a la calle de una forma controlada como hacen en Italia o el Reino Unido?
Yo creo que es una medida que habría que poner en marcha mañana mismo. Sin ningún tipo de duda. Salir a hacer deporte al aire libre, de una forma controlada, una persona sola, a caminar o correr una hora, sería una medida totalmente recomendable, también pensando en la salud psicológica de la población. Y haciendo esto sería más fácil aguantar el resto de condiciones que supone el confinamiento.
Desde el punto de vista científico, no veo ningún motivo para que una persona no pueda salir a correr 15 o 30 minutos cerca de su casa o en espacios abiertos. Otra cosa es que salgamos a correr 47 millones de personas al mismo tiempo. Eso no se dará de ninguna manera. Cruzarte con una persona no tiene riesgo. Lo hacemos en el supermercado. No entiendo como podemos ir al supermercado y no podemos salir a correr. ¿Dónde está la diferencia? La actividad física se limitó desde el primer momento, y debería ser una de las primeras que se levante. Su prohibición no tiene ninguna justificación desde el punto de vista científico. Si hay unas normas para hacer ejercicio en la calle, que éstas se expliquen a la gente y la gente las cumplirá. Del mismo modo, si en dos semanas abrieran los gimnasios, dirían las normativas en este sector y la gente las debería cumplir.